¿Cómo diferenciar un infarto de un paro cardíaco?

Aunque se suelen pensar como sinónimos, lo cierto es que un paro cardíaco y un infarto son afecciones distintas, pero que pueden darse por causas similares. Conocer las diferencias entre ambos es importante para saber cómo actuar durante una emergencia y evitar, en la medida de lo posible, sufrir de alguno de ellos.

¿Cuál es la diferencia entre un infarto y un paro cardíaco?

En principio, un infarto no ocurre de la noche a la mañana, por lo tanto, puede ser predecible. “Un infarto consiste en la muerte de una porción del músculo cardíaco debido a la obstrucción de una arteria coronaria, es decir, la arteria que irriga al corazón”, indica el Dr. Gustavo Saravia, cardiólogo de clínica San Felipe. “Dicha obstrucción no se forma súbitamente, sino que es producto de factores de riesgo modificables, como la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo y el estrés; y factores de riesgo no modificables, como la edad, el sexo y la genética”, agrega.

Por su parte, un paro cardíaco es sinónimo de muerte súbita y no suele avisar. “Ocurre cuando el corazón súbitamente deja de latir y el aporte de sangre al cerebro y a los diferentes órganos se detiene”. Un paro cardíaco puede deberse a varios factores, desde una enfermedad coronaria similar a la del infarto, hasta una anormalidad congénita o alteraciones eléctricas del corazón.

¿Cómo puedo prevenir un infarto o un paro cardíaco?

Es indispensable la valoración de factores de riesgo. “Los hombres de 40 años o más y mujeres desde los 50 años, o incluso antes si existen antecedentes familiares, deben pasar por chequeos preventivos a cargo de un especialista”, indica el Dr. Saravia. Existen pruebas no invasivas que ayudan al diagnóstico precoz de la enfermedad coronaria incipiente y permiten evitar su progresión.

Un infarto puede evitarse. Factores de riesgo como el sobrepeso, la hipertensión y el sedentarismo pueden eliminarse y/o controlarse para evitar que provoque la muerte. Un estilo de vida saludable, por ejemplo, disminuye en gran medida los riesgos de padecer un infarto. Es importante destacar que el ejercicio constante permite al corazón desarrollar pequeñas conexiones entre las arterias grandes llamadas vasos colaterales, las cuales, en caso de darse un infarto, podrían suplir a la arteria obstruida. Esto también ocurre conforme el corazón va envejeciendo. “Es por esto que se dice que, paradójicamente, una persona mayor tiene más probabilidades de superar un infarto que una persona joven”.

Por su parte, aunque un paro cardíaco es fatal y puede darle a cualquier persona, incluso a deportistas, niños o bebés, el 80% de estos ocurren en personas mayores con enfermedades coronarias. “Se han visto casos de muerte súbita en deportistas profesionales, pero su incidencia es extremadamente baja; el 75 % de estos casos pudieron ser prevenidos a través de una evaluación preventiva de un médico especialista en cardiología, especialmente deportiva”, indica el experto.

¿Qué hacer en caso de presenciar un infarto o un paro cardiaco?

El tiempo en el infarto es valioso. “Mientras más tiempo pasa hasta que esa arteria es recanalizada, la posibilidad de recuperar el músculo es menor. El escenario ideal implica que el paciente llegue a un centro de salud dentro de las primeras 4 horas, idealmente dentro de la primera hora”, explica el Dr. Saravia. Una vez superado el episodio, el médico le indicará las medicinas que necesita, usualmente permanentes, y un programa de ejercicios llamado rehabilitación cardíaca, además de sugerir chequeos periódicos y una mejora sustancial en su estilo de vida.

Sin embargo, ante la eventualidad de un paro cardíaco, las 4 horas se transforman en 2 o 3 minutos, por lo que se debe actuar rápido y contactar inmediatamente a una ambulancia mientras se intenta la reanimación con compresiones en el tórax. “Si la persona logra recuperarse, el siguiente paso es determinar la razón del paro. En caso sea por una alteración eléctrica, probablemente va a requerir que especialistas en electrofisiología realicen algún procedimiento, o la colocación de un desfibrilador implantable, los cuales producen una pequeña descarga eléctrica cada vez que detectan una arritmia en tu corazón o que este se detiene”, agrega el especialista.