La playa Márquez se convirtió en el basurero de Lima y Callao. Desde madera, bolsas y plásticos hasta tubos de ensayos biológicos con sangre; esta es una playa que se convirtió en un foco infeccioso.
Las familias que viven cerca del lugar siguen yendo a divertirse aunque todo esté contaminado. Los palos y maderas que el mar arroja, Arturo Alfaro los utiliza como escritorio para trabajar en su ONG.
No importa cuánto se esfuercen en limpiar las playas, las personas siguen sin interesarse en el impacto que puede tener la contaminación en el planeta.
Lastimosamente, los niños no saben que se exponen a riesgos altos con tan solo jugar en las aguas de la Playa Márquez.