El Santo Padre dejó un esperanzador mensaje en Trujillo, y rescató la gran unión que tuvo el pueblo norteño tras el fenómeno del ‘niño costero’.
Francisco fue recibió apoteósicamente en Trujillo y al igual que en Puerto Maldonado, sintió todo el amor de los fieles católicos que lo esperaban a lo largo del camino entre el aeropuerto y la playa de Huanchaco.
Frente al mar de Trujillo, el Santo Padre ofició una multitudinaria misa a la que asistieron cerca de medio millón de personas. En la homilía, el Papa se refirió a las adversidades y problemas que afrontaron los trujillanos durante el último fenómeno del ‘niño costero’. Su Santidad también habló sobre otras “tormentas” que también azotan a las comunidades, sobre todo en el norte, como el sicariato y la violencia.
“A ustedes le tocó enfrentar el duro golpe del ‘niño costero’, cuyas consecuencias dolorosas están presentes en tantas familias, especialmente en aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares”.
“(…) tormentas que también nos cuestionan como comunidad y ponen en juego el valor de nuestro espírutu. Se llama violencia organizada como el sicariato y la inseguridad que esto genera se llama falta de oportunidades, especialmente entre los más jóvenes”.