“Ustedes son memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar la casa de Dios”, dijo el Santo Padre.
Los pueblos amazónicos le pidieron al Papa Francisco que la empresa privada deje de depredador con los recursos naturales que Dios nos da.
Todos los pueblos de nuestra Amazonía se presentaron ante el Papa Francisco en una reunión que duró poco más de 45 minutos. El Sumo Pontífice escuchó los mensajes de los representantes, quienes coincidieron en que la empresa privada está destruyendo nuestra selva peruana y dejando sin hogar a miles de habitantes.
“Estamos preocupados porque la Tierra se está malogrando. Porque los animales se están reduciendo y los árboles desapareciendo. Los peces van muriendo, el agua dulce se va agotando por la consecuencia del cambio climático. Por todo eso el cielo está muy molesto y llora porque estamos destruyendo nuestro planeta. Si no tenemos alimento vamos a morir de hambre. Los pueblos de la amazonía les queremos decir a ustedes que protejamos y cuidemos nuestra Tierra para vivir en armonía”, pidió uno de los representantes de los pueblos amazónicos.
En tanto, el Santo Padre, tras recibir regalos y saludos de los pobladores de nuestra amazonía se dirigió a todos ellos:
“Quiero saludar y agradecer a todos los pobladores de la Amazonía. Veo que han venido de todas las zonas originarias. También veo que nos acompañan pueblos procedentes del ande y que se han hecho amazónicos. Esperaba mucho este encuentro. Quise empezar por aquí la visita al Perú. Gracias por su presencia y de poder ver en sus rostros el reflejo de la Tierra. Quienes no habitamos estas tierras, necesitamos de sus sabídurias y conocimientos para poder adentrarnos, sin destuir. Esta es una tierra santa. Alabado sea el señor por estas tierras diversas”.
“Debemos de romper con el paradigma que coloca a la Amazonía como una dispensa de los gobiernos. Es justo reconocer que surgen poyectos esperanzadores que desde su parte. Ustedes son memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar la casa común. La defensa de la Tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida. Sabemos el sufrimiento que algunos de ustedes padecen por el derrame de hidrocarburos y contamina a sus familias. Y paralalemente viene a otro sufrimiento como la trata de personas, la violencia contra la mujeres y niños. Los abusos sexuales, la trata de personas, la violencia contra la mujer son un clamor que llega al cielo. No nos hagamos los distraídos ni miremos a otra parte. Debemos alzar la voz y presionar a los organismos internacionales para que cesen la esterilización de las mujeres sin conocimiento de los demás”.
“La Iglesia no es ajena a vuestra problemática. Necesitamos que los pueblos originarios integren culturamente la iglesias amazónicas. Rezo por ustedes y por la Tierra bendecida por Dios, y les pido no olviden de rezar por mí”, finalizó el Santo Padre quien fue ovacionado por todos los presentes.