Una nueva sesión en la Iglesia del Trapocento Alto reúne, como es costumbre, a miles de fieles que cantan con gran energía el conocido “Le pagaré a mi pastor”, desesperados por al menos tocar al pastor Alberto Chantana, protegido por su asistente, nada más y nada menos que la querida Paisana Jacinta.
Con su gran poder de convencimiento, el pastor motiva a su gente para que puedan pagar para hacerse acreedores a un trozo de la “toalla sagrada”, que tiene un precio simbólico de 30 dólares, el cual los miembros de la iglesia están dispuestos a pagar. Tanto es así, que al ingresar el vendedor de las toallas, la gente se desespera e incluso arrojan sus billetes para poder conseguir el producto.
Una triste noticia
Sin embargo, no todo sería felicidad para los fieles, pues Chantana tiene una muy mala noticia para darles. Y es que, debido a todas las noticias que salen últimamente denigrando su imagen, él ha decidido retirarse de la iglesia, provocando la tristeza y hasta el llanto de sus seguidores.
Ellos corean a viva voz “que no se vaya”, incluso arrojando más dinero, pero la decisión ya está tomada, pues reconoce que ha cometido un error y debe pagar por su culpa, cosa que los fieles se niegan a creer. Sin embargo, antes de irse, él decide poner a la venta también unos “pececitos sagrados”, a 30 dólares cada uno.