De su relato como conductor de la Albiceleste se desprende la renuncia de Jorge Sampaoli a formar un equipo de autor. El técnico prefirió sintetizar su método en la figura de Leo Messi, al que considera “un jugador diferente”, “capaz de potenciar al resto”. Al ’10’ cedió la responsabilidad de capitalizar las aspiraciones de todo el colectivo hasta el punto de afirmar: “Si Leo está bien, será mucho más el equipo de él que el mío”.
Obnubilado por uno de esos “genios que aparecen cada tanto”, Sampaoli se exigió tan solo “rodear” a Messi. Los restantes diez jugadores han rotado tanto como su intención y su sistema y la suerte del equipo no ha sido mucho mejor que con su predecesor.
De seis partidos oficiales disputados bajo su dirección, la Albiceleste solo ganó uno. Fue cuando, ante la amenaza de verse sin Mundial, Leo Messi salvó la visita a Ecuador en el último partido de las Eliminatorias Sudamericanas.
Una vez resuelta esa papeleta, Jorge Sampaoli no pudo “contar mucho” con el capitán rosarino en el reciente “tránsito de partidos amistosos”.
El máximo realizador histórico de Argentina no compitió en Manchester ante la escuadra italiana; si bien la ausencia del barcelonista sirvió para mitigar, en parte, la herida abierta tras la estrepitosa caída ante la escuadra española (6-1) en Madrid.
Messi se unió al combinado de su país a finales de mayo, tras cerrar otra temporada de éxitos en Barcelona.
“Haber ganado la Liga antes” le permitió, según el prisma de Sampaoli, “dosificar entrenamientos y partidos para llegar bien a la Copa del Mundo”. En Rusia, sin embargo, la figura de Leo Messi aparece desdibujada, como la de todo el equipo.
El preparador de Casilda pidió a los suyos que afrontaran el torneo “con altura, con impronta y sin miedo”, pero los internacionales respondieron empequeñeciéndose ante Islandia (1-1) y mostrándose temerosos ante Croacia (0-3).
“La clave de la derrota tiene que ver con responsabilidades mías por el plan de partido”, aceptó Sampaoli.
En los días previos al trascendental duelo ante la selección de Croacia, no en vano, desprotegió sus intenciones y su ideario.
“Sabíamos dos días antes que iban a jugar con un 3-4-3”, confesó el entrenador rival, Zlatko Dalic.
“Sabíamos que los tres defensas últimos de Argentina (Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico) eran más débiles y la táctica fue perfecta. Hicieron lo que se les pidió”, abundó.
“A lo mejor de otra forma hubiese salido mucho mejor”, cedió Jorge Sampaoli ante las críticas.
El seleccionador argentino no vio “humano” responsabilizar al portero Willy Caballero, pese a su error en el primer gol. Prefirió aceptar su desacierto. “Con la desgracia del primer gol se quebró el partido para nosotros emocionalmente”, comentó durante su exposición ante los medios, “pero mi responsabilidad es toda”. “Buscar por ahí sistemáticamente situaciones que tengan que ver con la ubicación de jugadores en el campo es responsabilidad del conductor”, recalcó.
Superado por las expectativas que generó su discurso, prometiendo una Albiceleste seductora desde el juego, Jorge Sampaoli debe volver a intervenir por tercera vez en otros tantos partidos de la fase de grupos en el Mundial de Rusia. “No pudimos todavía en ningún momento del proceso consolidarnos, pero queda luchar por la bala que queda para tener un lugar en la siguiente fase”, advirtió.