Una serie de planillas de la municipalidad de San Miguel señalan la presencia de un importante número de personas que cobraron sin haber realizado trabajo alguno.
Es el caso de Julio Morales, quien confesó ante Punto Final que solo instaló las bancas que, según las planillas, también habría proveído. Él indica que le pidieron una factura en blanco, la cual fue rellenada. “Uno de buena fe confía”, señaló.
También es la historia de Rosa Chuzon, quien dice haber pasado de vender caramelos a alquilar cargadores frontales a la municipalidad de San Miguel; sin embargo, no logró precisarnos los servicios que prestó.
La suma pagada a estos y otros sospechosos proveedores asciende a más de un millón de soles. ¿Qué se esconde detrás de esta historia? Descúbrelo en Punto Final.