En una entrevista exclusiva para Punto Final, el tenor peruano reveló un nuevo proyecto que ayudará a jóvenes que aman la música dedicar su vida a ella.
Ha pasado de “La donna è mobile” al “traigo yerba santa para la garganta”. Es decir, ha retornado a las canciones populares que tarareaba cuando aún no era una estrella mundial de la música clásica. Tiene buenas noticias para los jóvenes que aman la música. La alegría de un convenio por los que menos tienen pero también se percibe la insondable tristeza por el discípulo más querido. El discípulo que, lamentablemente, se fue.
Con 45 años. Una esposa. Dos hijos. Es un ecléctico y aséptico tenor que no canta en la ducha. Un prodigio vocal que tampoco sabe silbar. Para Juan Diego Flórez, la música es semejante a aquella relación que tiene el ser humano con su alimentación.
En Santiago de Chile, Flórez ha firmado un convenio con Luis Felipe Quirós y Guillermo Gomero, representantes de la empresa constructora CMO, para dar una oportunidad a jóvenes que no tienen recursos pero que ferviente y religiosamente creen que la música sana, salva y se canta otra vez.
“Los chicos van a poder también trabajar, en la orquesta presentarse y ganar dinero para costear ese 20% que se queda afuera. Es una parte donada por la universidad una parte donada por CMO y una parte queda por costear, esta parte será cubierta por el trabajo que estos chicos harán tocando con la orquesta y así tendremos una beca integral”. explicó Flórez.
Su apoyo incondicional a las nuevas generaciones quizá se deba a que Juan Diego Flórez, al inicio de su carrera, también pasó penurias. “A veces no teníamos para el pan”, explica el tenor quién además confesó que en algún momento tuvo que ser taxista para costearse los gastos y también cantó en matrimonios.