Un secuestro que después de una operación de rescate de la Policía reveló una dramática historia de engaño y extorsión dentro de una familia.
“Mira que tu hijo esta con la soga al cuello. Ya te mandamos la foto. Ya viste el cariñito que le hemos hecho a tu hijo. Así que de una vez deposita la cantidad acordada porque si no la próxima foto que te vamos a mandar va hacer con un dedo cortado.
Esta es la cruel amenaza de unos peligrosos delincuentes que tenían secuestrado y amordazado a un menor de 16 años. Un jovencito en peligro de muerte y visiblemente torturado, cuyos secuestradores les exigían a sus padres 10 mil dólares a cambio de liberarlo.
Eran las 9 de la mañana del 23 de agosto. El padre de un joven al que llamaremos David recibió un mensaje desde un número de teléfono desconocido. Era la fotografía de su hijo amordazado y golpeado. El mensaje era claro y directo estaba secuestrado y exigían 10 mil dólares por liberarlo.
En las imágenes que recibía el padre de David se mostraba al adolescente con moretones en el pecho y en las mejillas. Los secuestradores le amarraron los brazos y las piernas para que no intente escapar y para que no pida auxilio le colocaron una venda en la boca.
Según las fotografías, a David lo maltrataron salvajemente hasta dejarlo casi sin aliento. Desde ese momento sus padres vivieron atormentados con la angustia de que su hijo podía aparecer muerto en cualquier momento. Desesperados suplicaron a la Policía que lo rescaten, que encuentren a los secuestradores y los castiguen por su crimen.
Las sospechas del secuestro apuntaban a la enamorada de David. Una jovencita de 16 años que según la madre del joven era la única que sabía que el padre del menor tenía dinero ahorrado.
Así los investigadores de la división de secuestros de la DIRINCRI analizaron cada detalle. Buscaron a la enamorada de David y ella angustiada llevó a la policía a los lugares donde podían seguir el rastro de los secuestradores. Primero al terreno donde el padre del joven construiría una casa y después hasta un hotel donde vio por última vez al jovencito.
En el hotel se confirmó que el joven estuvo hospedado durante 3 días en la habitación 304. Buscando alguna pista que lleve a descubrir dónde tenían prisionero a David, los investigadores ingresaron a la habitación y fue entonces que empezaría a develarse el misterio.
El color de las paredes y el diseño de las mayólicas en el piso de la habitación. Es el mismo color y diseño del lugar donde los secuestradores tenían prisionero a David. El mismo lugar donde le tomaron la fotografía que le enviaron a su padre. Luego de confirmar las sospechas, la joven de 16 años les confesó a los investigadores que David nunca estuvo secuestrado. Ambos planificaron el supuesto secuestro para que sus padres entreguen el dinero. Su madre no podía creer que su hijo fue el culpable de su angustia y desesperación.
La pareja de enamorados creyó que su delito nunca sería descubierto. Sin embargo ahora podrían ser condenados a 6 años de prisión en un centro de menores.