Son las 05:23 p.m. del 31 de octubre en la sala de cuidados intermedios de la Clínica Centenario en Pueblo Libre. Un paciente, con supuestos problemas cardiacos, escucha atentamente los argumentos del juez Richard Concepción Carhuancho sobre el pedido de prisión preventiva para la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori.
Sí, el video muestra al expresidente Alberto Fujimori conectado a un equipo que monitorea el pulso y los latidos del corazón. Ese es el ambiente especializado para los pacientes que necesitan atención continua por su delicado estado de salud.
Con una bata blanca y el cabello desordenado, Alberto Fujimori espera ansioso cruzado de piernas la decisión del juez Concepción Carhuancho. A la misma hora, su hija Keiko mira fijamente la actuación de Carhuancho en la Sala Penal
Han pasado 33 días desde que se anuló el indulto a favor de Alberto Fujimori y hasta la fecha no hay un documento oficial que indique cuál es el diagnóstico del expresidente. Menos si su estado es de gravedad.
El paciente Fujimori, a pesar de su delicado estado de salud, saca fuerzas para usar su teléfono y enviar mensajes de voz. Impaciente, espera respuestas y vuelve a dar indicaciones. Siempre atento al relato del juez Concepción. No se despega de su teléfono.
De pronto, se levanta y desconecta los cables del monitor. Con paso lento se va al baño y en la habitación hay dos personas que parecen cuidarlo con mucho esmero. Una desinfecta la cama cuando él se levanta y la otra le informa que tiene una llamada, pero en ese momento el ex presidente anda un poco ocupado para contestar.
Con cinco horas de lectura, Fujimori con los pies inquietos espera el momento de la decisión final. Luego del fallo, el patriarca de los Fujimori parece estar conectado no solo al monitor de signos vitales, pues envía mensajes por Whatsapp, recibe llamadas y pide perdón por redes sociales.
Según el informe médico que se presentó con el pedido de indulto, la enfermedad que padece Alberto Fujimori es fibrilación auricular paroxística y permanece en la mencionada clínica con la orden de un juez de enviarlo a prisión.